Una chispa de luz entra en nuestra alma cuándo nacemos esa es él amor de Dios. Es por eso que la verdadera felicidad viene de nuestro interior y se manifiesta amando nuestro prójimo e irradiándose al exterior. Eso nos trae una vida con paz, claridad y plenitud, que aunque tengamos tormentas y caídas nada ni nadie nos podrá derivar porque somos como un árbol con profundas raíces. Y nos podremos levantar cuántas veces sea necesario porque tenemos la fortaleza para lograrlo y siempre seremos agradecidos de cada día que comienza porqué podremos renacer, mejorar y buscar la perfección con la felicidad que sólo se obtiene amando al creador. Hasta nuevo amanecer!!!! LQM. (Sofía Costa). Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo por derechos de autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario